La niebla crea situaciones de conducción peligrosas. Reduce la visibilidad, dificulta la identificación de riesgos y el cálculo de las distancias. Esta condición meteorológica poco habitual puede crear ilusiones ópticas. Los conductores pueden calcular mal su propia velocidad o tener dificultades para saber si otros coches están en marcha.
La niebla es una formación de nubes próxima a la superficie de la tierra. Es común cerca de lagos y de la costa por la mañana o por la noche, aunque puede formarse en otros momentos y lugares. Consulta la previsión del tiempo antes de conducir.
Si es posible, no conduzcas si hay niebla. La niebla densa o ligera es una causa importante de accidentes, incluidas las colisiones múltiples. Si no puedes evitar conducir con niebla, a continuación te damos algunos consejos para garantizar una conducción segura.
Reduce la velocidad y conduce con paciencia
- La niebla reduce la visibilidad. Puede que no veas los objetos que tienes delante hasta que estén demasiado cerca. Reduce la velocidad y aumenta la distancia de seguridad para que tengas más tiempo para reaccionar. Evita agruparte con otros coches, incluso aunque parezca que mejora la visibilidad.
- No utilices el control de crucero y prepárate ante la situación de tener que frenar rápidamente.
- Asegúrate de revisar el velocímetro de forma periódica. La niebla puede crear la ilusión óptica de una conducción lenta. Esto hace que muchos conductores aumenten la velocidad. No hagas caso a lo que ven tus ojos; es mejor que compruebes el velocímetro.
- Ten paciencia mientras conduces con niebla. Frena lentamente para darle a otros vehículos la posibilidad de reaccionar. Enciende los indicadores con antelación para que los demás tengan el tiempo suficiente para responder. A medida que se oscurece la carretera, evita adelantar a otros coches.